La Romana es una provincia bañada por las aguas del mar Caribe. En sus tierras se extienden sembradíos de caña de azúcar, lo que dio el nombre a la región: los números de la balanza que se usaba en la época de la colonia para pesar la caña eran en romano. Con el tiempo, de puerto de intensa actividad agrícola pasó a consagrarse como punto de referencia de turismo de primer nivel.
Desde el faro que domina la entrada del río Dulce la vista se extiende hasta perderse en dos de las poblaciones de mayor belleza de la provincia: La Romana y Bayahibe. Ambas prometen no decepcionarte en cuanto a lo que buscas de unas buenas vacaciones.
En esta región puedes hospedarte en algunos de los hoteles más prestigiosos del Caribe. Pero visitar República Dominicana y reducir tus vacaciones a las actividades del complejo turístico en el que estés deja afuera una gama incalculable de vivencias de cultura, arena, sol y naturaleza.
Por eso, no dejes de visitar Altos de Chavón, la villa de los artistas, con su importante escuela de arte y diseño, su anfiteatro y el Museo de Arqueología Taína. Desde Bayahibe parten los catamaranes hacia las islas de Saona y Catalina. La primera está protegida por el gobierno y por lo tanto se mantiene virgen: todo lo que fantaseaste sobre una isla desierta es posible encontrarlo aquí.
Hay vida en tierra, pero también hay vida bajo el agua y eso no te lo puedes perder. Uno de los principales atractivos de la zona se encuentra en las profundidades del mar, se trata del lugar donde en 1999 se hundió el barco Saint George, frente a los Viva Wyndham Resorts, creándose una reserva natural. Para visitarla puedes animarte a bucear en estas aguas o contrata un paseo en barco con fondo de cristal.