Visitando el Monumento Natural Cabo Francés Viejo

UNA PEQUEÑA ÁREA PROTEGIDA EN LA PROVINCIA MARÍA TRINIDAD SÁNCHEZ QUE CONCENTRA CASI TODOS LOS PAISAJES DEL TRÓPICO

El parque nacional creado el 2 de mayo de 1974 es, desde el 2009, el Monumento Natural Cabo Francés Viejo. Aunque pequeñito mide apenas 1.5 kilómetros cuadrados, es uno de los enclaves favoritos de fotógrafos y viajeros que encuentran en un solo lugar todos los paisajes del trópico: playas, acantilados, ensenadas, aves, flores, románticos caminos vecinales bordeados de flamboyanes y húmedos bosques.

Ecoturismo en la Costa Verde
De cara al Atlántico, al norte de la provincia María Trinidad Sánchez, el promontorio de Cabrera constituye una de las principales regiones cársticas del país. Sus terrazas escalonadas, formadas por rocas calizas emergidas del fondo marino en la era terciaria, son de poca altura y de fácil exploración, pero un tanto peligrosas, debido a las rocas que se desprenden de los farallones y que, vistas de lo alto, sobrecogen momentáneamente el corazón.

La playa El Bretón, el cabo Francés y las puntas costeras del promontorio, ubicadas al noroeste del centro del municipio de Cabrera, son los principales atractivos del Monumento Natural Cabo Francés Viejo. Todo junto conforma un destino que, por sus peculiares vistas panorámicas, bien merece anotarse en la ruta de todo viajero.

Miguel Gil, guardaparques del área protegida desde hace 10 años, es el encargado de contar a los visitantes el origen del nombre del cabo y de la playa. Francés fue un señor que vivió en la zona en el siglo XVII y francés era el barco que encalló en estas aguas en un año que Gil no recuerda. El nombre del barco, dicen, era Bretón, y por eso la playa y la comunidad adoptaron el mote.

Los faros y la playa
Una vez en la caseta de Medio Ambiente, se baja a la playa por un sendero de piedras; otro sendero, de tierra, comunica con los faros. Se supone que la entrada debe pagarse, pero qué va. Gil se conforma con lo que la gente pueda dar y con que mantengan limpio el lugar. Responde amablemente a las preguntas de los curiosos mientras señala los bosques de penda en flor, javillas, guásima y caoba recién sembradas que anteceden a la punta de los faros y a un mirador. Gil admite que sí, que el lugar estuvo mucho tiempo impresentable pero que las cosas han cambiado mucho.

Los tres faros, con todo y el abandono en que se encuentran, dan lucimiento al lugar. El primero, construido con hierro y granza, debe tener entre 100 y 150 años, explica Gil; el segundo, construido durante la era de Trujillo, anda por los 65. El tercero lo tumbó el salitre y en su lugar fue levantado otro de hierro, durante el gobierno de Hipólito Mejía, en cuya construcción participó Gil. Los faros no funcionan porque la fotocelda del único que alumbraba se dañó y nadie se atreve a subir a cambiarla. Y porque la Marina de Guerra tampoco le da mantenimiento, se queja Gil.

Y luego está la playa El Bretón. Dando por sentado que muchas veces la belleza de un paisaje es muy difícil de describir, nos quedamos con sus colores y los chorros de agua de un río subterráneo que desemboca en una de las terrazas que le sirven de límite.

CÓMO LLEGAR AL MONUMENTO NATURAL
Tomando la carretera Nagua-Cabrera-Río San Juan, Cabo Francés Viejo se encuentra a unos 3 km después del centro de Cabrera, en la comunidad El Bretón. Aunque conocer todo el parque se toma unas horas, el Ministerio de Medio Ambiente permite acampar en los alrededores de la caseta para visitantes. Detrás de la caseta hay una cueva poco explorada por donde pasa un arroyo de agua dulce y en la que, dijo Gil, abundan las culebras.

Si desea visitar el monumento natural con un grupo organizado, la agencia ecoturística Explora Dominicana programa viajes regulares a la zona como parte de su excursión  “Explora la Costa Verde”.

Via  Yaniris Lopez, en
Listin Diario